lunes, 17 de noviembre de 2014

Isadore Gerard 5 : El incidente Lacross.

Prefería poder olvidar lo que ocurrió aquel día. Pero no esta esta en mis facultades hacerlo.  Les explicare con mas detalle.
El zepelin "Arenas Blancas"era un ostentoso paraíso flotante. Yo, en mi humilde primera infancia y mi mas confortable adolescencia, no había sido preparada para enfrentarme a este tipo de lujos. No los buscaba como propios ademas. Sin embargo, podría admirar la belleza de este palacio que navegaba los cielos.
O quizás los sentimientos nacientes creaban una bruma de ensoñación alrededor mio.
Los exóticos atuendos con los cuales fuimos obsequiados al llegar, las cuidadosamente preparadas comidas de tierras lejanas nos hacían vivir en el teatro de un lugar inexplorado por nuestros propios pies.
Hasta ese día.
La utopía flotante se vio atacada por la realidad mas cruda. Unos delincuentes decidieron tomar el trasporte como el objeto de su pillaje.
Violentando nuestras pacificas e idílicas, bien merecidas vacaciones.
Nos vimos prontamente amarrados, apartados de nuestras pertenencias.  Por seres que no tenían la valentía de mostrar su rostro ante nosotros.
Tuvieron la osadía incluso de amenazar nuestras vidas.
Hablaban el líder de supuestos ideales que justificaban su labor. Aun así cubría su cara.
La indignación recorría mi cuerpo, trataba de contener el cariz impulsivo e irreverente de mi personalidad francesa. Hasta que escuche el acento en sus palabras. Francés.
¿Como puede ser que en mi tierra exista una persona como usted?
¿como puede ser que aun no halla sido detenido por sus crímenes por las autoridades correspondientes?
No se de quien sentirme mas decepcionado si de usted el idealista cobarde o de mi tierra que no impide que gente como usted  realice este tipo de actos criminales ensuciando una nacionalidad entera.
-le dije entre otras cosas.
El intento convencerme con los argumentos de los excesos y la falta de igualdad. No había forma que para mi justificase tan pobremente sus actuares.
Por ultimo solo rió. Rió porque  sabia que maniatada en el suelo de rodillas no podía evitar la humillación que me hacia abrir la boca mas de lo prudente.
Fue en ese momento cuando arrodillada frente a ese joven hombre,sus secuaces su risa y su desparpajo; me jure a mi misma que no dejaría que gozara de la libertad de la que había abusado y ostentaba. En ese momento comencé a buscar hacerlo un ejemplo de la justicia servida.
Poco sabia yo cuantas horas, lagrimas, frustración e ira me esperaban en ese camino. En el camino de detener a Lacross, el mas famoso pirata de los cielos franceses.

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